Friday 15 February 2008

Occidentalización absurda

El aeropuerto de Kabul se empezó a renovar hace dos años a imagen y semejanza de un aeropuerto occidental, pero olvidando que la capital de Afganistán, por mucho que se quiera, no es ni Madrid, ni Barcelona ni ninguna otra ciudad europea.
En la entrada del aeropuerto se ha colocado un escáner de dimensiones descomunales para revisar las maletas, que la mitad de los días no funciona porque en Kabul, tras más de seis años de la caída del régimen de los talibán, continúa sin haber electricidad, o la hay sólo a ratos, pero no se sabe nunca ni cuándo ni cuántas horas.
Así que el equipaje se acaba siempre revisando a mano en un espacio reducido –porque el resto lo ocupa el escáner inútil- por un personal que cobra 60 escasos dólares mensuales y tampoco se esmera demasiado en comprobar lo que llevas.
La gran novedad de este año, sin embargo, es la instalación de pantallas digitales que indican los vuelos previstos, la hora de salida y las puertas de embarque: La una o la dos, porque no hay más. El domingo estaban previstos 10 vuelos para todo el día: Tres a la ciudad de Herat, en el oeste de Afganistán; cinco a Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, uno a Islamabad (Pakistán), y otro a Delhi (India), operados por tres compañías afganas que se encuentran en la lista negra europea por su cuestionada seguridad, una empresa india, otra pakistaní, y las Naciones Unidas.
Las flamantes pantallas sólo las miran los cuatro extranjeros que estamos en la sala de embarque porque, entre otras razones –me imagino-, la información sólo aparece escrita en inglés y alfabeto occidental, a pesar de que las lenguas oficiales de Afganistán son el 'dari' y el 'pashto', ambas de alfabeto árabe. Me pregunto quién habrá diseñado tal artilugio tan poco útil para el pasajero afgano que es a quien, en definitiva, primero se le debería facilitar la información.
Lo mismo ocurre con los lavabos. También modernos, relativamente limpios, y con símbolos occidentales –una silueta de hombre con pantalones y otra de mujer con falda hasta las rodillas- que indican cuál es el aseo masculino y cuál el femenino.
Muy claro para nosotros, occidentales, pero nada para los usuarios de Afganistán, donde las mujeres nunca llevan falda hasta las rodillas sino hasta los pies y los hombres acostumbran a vestir el tradicional 'sawal camise', formado por un pantalón amplio y un blusón hasta las rodillas. Como era de esperar, los afganos se meten, por error, en el baño de las mujeres, convencidos, además, de que están en el aseo de los hombres.
Como algunas de las inversiones extranjeras en Afganistán, pienso: Mucho escaparate y poco más.
Articulo